miércoles, 28 de septiembre de 2011

Yo también soy un perroflauta.



"Todo hombre es cualquier hombre en potencia".

El paseante.

"La piedra desechada será la piedra angular".

La Biblia.

Vivo en el barrio de los perroflautas, Lavapiés, al lado de mi casa hay dos casas okupadas, ningún problema, los chicos son buena gente, compran en el supermercado, tienden la ropa en los balcones, pasean a los perritos, en fin, gente orden, como Dios manda, todo es conocerlos, en la distancia pueden asustar por su aspecto desaliñado, pero de cerca son en general encantadores.

Muy buena gente, necesitada, sin oportunidades en la vida, marginados, explotados, despreciados por una sociedad injusta que no quiere verlos pero no tendrá más remedio que verlos algún día, tal vez más de cerca de lo que querría...

La plebe entró también en la cámara real del palacio de Versalles un buen día y se topó con Luis XVI detrás de su mesa de despacho, pero esto es algo que ya os he contado antes.

Yo de joven fuí perroflauta, no tenía donde caerme muerto, no tenía oportunidades, todas las puertas estaban cerradas, tanto tienes tanto vales, en fin, que me solidarizo e identifico con ellos, mi corazón está con ellos, podían ser además mis hijos por edad y con esa ternura les miro, recordando el que fuí de joven y con la mirada protectora y atenta de un padre.

Son niños grandes que un día de una u otra manera nos gobernarán, estoy seguro, y otros nuevos perroflautas vendrán...

La sociedad es como un caleidoscopio, como dijo Proust, pero esto es algo que también ya os he contado.

El paseante.
Septiembre 2011.

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