miércoles, 23 de noviembre de 2011

El cuadro de la semana. Joan Miró.

Joan Miró. Azul.
¿Es esto un cuadro? No lo sé, no lo creo, ¿pero acaso algo que no es un cuadro es necesariamente menos valioso que un cuadro?, depende del observador.

Ahí quería llegar, a la gran subjetividad del arte, la del artista sumada a la del espectador.

¿Hay algo cierto en arte? Creo que nada ¿Es el arte una cuestión de moda? En mi opinión es más una cuestión de experimentación, de innovación.

¿Tienen algo en común este cuadro y Las Meninas? En apariencia nada, salvo el soporte, lienzo, y la pintura, óleo, pero en esencia son lo mismo expresado de dos maneras diferentes.

¿Y cuál es más valioso?

Los dos, pues aportan algo, cada uno en su momento, fundamental en la historia de la belleza, algo indescriptible, insustancial, etéreo, algo que flota en el aire y que sólo un artista sabe captar, el amor por la vida, la pasión por la idea, el vuelo del genio persiguiendo lo inmortal.

El arte, si es verdadero, siempre contiene esta pasión en grado extremo.

Me gusta este cuadro, casi más que Las Meninas, porque este cuadro puede hacerlo cualquiera, el problema, la clave, está en que una cosa es ser capaz de hacerlo, la técnica, y otra muy diferente tener la ocurrencia y el coraje de hacerlo, la creatividad necesaria.

El artista, sea artista de lo que sea, siempre lo es porque abofetea la fea conciencia del mundo con manotazos de belleza.

Es siempre, si es verdaderamente artista, un revolucionario.

el paseante

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