jueves, 29 de diciembre de 2011

Bonjour tristesse. Francoise Sagan.


Fue uno de las primeras novelas que leí, me llamó la atención verla en la librería de mi tío, tan diminuta junto a novelas más voluminosas, como apresada entre ellas.
No siempre lo pequeño es insignificante, en ocasiones es aún más grande precisamente por contener todo en su justa medida.
Y ése es el caso de esta novela, allí estaba, en el estante, aprisionada entre grandes volúmenes, con su lomo azul, en una edición muy cuidada de Círculo de Lectores. En la portada había un dibujo de un gato, en la novela aparece un gato, la narradora tiene un gato que odia a su pareja, cuando su pareja se va el gato respira tranquilo, vuelve a reinar en la casa, el gato se llevaba mal con el intruso, lo rechazó desde el primer momento y no cejó nunca en el empeño de librarse de él, los gatos son muy perceptivos, a mí los míos nunca han dejado de sorprenderme con sus preferencias, rehuyen a algún amigo muy estimado por mí cuando va a casa, y se encaprichan con conocidos a los que no tengo mayor estima, con confianzas del tipo de subirse en su regazo y quedarse allí dormidos acurrucados en la visita.
Increíble.
Bonjour Tristesse es el diario de la tristeza después de una ruptura sentimental, la soledad, la añoranza, los recuerdos, la culpa, el desamor, la tristeza, claro, la tristeza, ése es el cajón que todo lo contiene, la tristeza de la protagonista y narradora de la novela, su tristeza y la alegría del gato, esa alegría del gato es precisamente la que la va haciendo pensar si no estaría equivocada, si aquella persona no valía realmente la pena.
Los gatos no se equivocan nunca, son unos grandes sibaritas de la vida, lo que no les gusta lo rechazan, se dan la vuelta y desaparecen, no como nosotros que en ocasiones nos empecinamos en afanes y quimeras que sabemos de antemano son imposibles aunque no queramos reconocérnoslo.
Tengo que releer esta novela, en estas fiestas cuando vaya a ver a mi tía rescataré la novela que seguirá perdida en el anaquel de la librería, aprisionada entre grandes obras de la literatura de más nombre pero tal vez de menos peso literario.
Leí el libro siendo adolescente, será curioso comparar mis impresiones de entonces con las de ahora, seguro que son muy diferentes, o tal vez las mismas amplificadas y corroboradas por la experiencia, o tal vez sean otras nuevas, no lo sé.
Es la experiencia de la literatura, permite vivir diferentes vidas con la imaginación, y como la imaginación varía también a lo largo de la vida, la literatura se convierte en un mundo paralelo inagotable y mucho más rico que el real, es un mundo infinito, como el pensamiento humano.
Vivir otras vidas...
Bonjour tristesse, me digo siempre que estoy triste, y respiro hondo...
Por cierto, está ambientada en un apartamento de París, en una alta torre, cuya cornisa recorre el gato saliéndose por la ventana ante el estupor de su dueña y narradora.
Los que tenemos gatos sabemos de qué hablamos...
Bonjour tristesse,
el paseante




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