lunes, 7 de mayo de 2012

Clouds over me.


Desde la ciudad todo se ve tan lejano, me pregunto por qué todo queda tan lejos de la ciudad, las montañas, el campo, las nubes, las estrellas, el sol, todo está lejos, no sé si alguna vez lo habréis pensado, yo si lo pienso a menudo, y miro con nostalgia a través de la distancia esas cosas lejanas, tan bellas, como imposibles desde la ciudad, y las disfruto en su contemplación sin poder alcanzarlas, y me imagino junto a ellas, en una visión cósmica o planetaria de la vida, como si de repente pudiera volar y volara, y me perdiera por entre las montañas, el campo, las nubes, las estrellas, el sol...
Pero no puedo, me limito a contemplar en la lejanía la perfecta belleza de esas cosas que lejanas e imposibles parecen saludarme y recordarme que están allí esperándome por si algún día puedo ir, por si algún día puedo soltarme del yugo que me aprisiona, de la ciudad, y voy por fin a reunirme con ellas y a charlar de nuestras cosas.
Tenemos muchas cosas en común todas esas cosas lejanas y yo, somos parte de la naturaleza, del universo, del cosmos, por eso nos entendemos tan bien, y aunque a veces lo olvide perdido entre tanta gente, entre tanto tráfico, en los vagones del metro, en los grandes almacenes, en las grandes avenidas, en los restaurantes de menú del día, entre las luces de neón, por entre las callejuelas oscuras, aunque a veces lo olvide digo, siempre hay algún atardecer con su dorada luz iluminando las fachadas de las casas, o unas nubes pasajeras sobre mí, que me lo recuerdan, haciéndome una caricia en el pensamiento y refrescando mi alma del calor de la ciudad.
Mi alma vuela entonces por encima de todo y recorre el universo con la imaginación, y entonces todo el universo me parece un gran acuario en el cual yo voy buceando, buzo de la luz, hasta salir a la superficie del cielo y traspasar el  éter azul y el blanco vapor de agua de las nubes.
Eso me consuela de los rigores de la gran ciudad que cruel me aprisiona en su sutil yugo de obediencias, compromisos, obligaciones y luchas.
La ciudad es esa parte de mí que se niega a ser libre, que prefiere ser esclava, que se somete a todo y que nunca alcanza la luz.

 el paseante soñador

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