jueves, 22 de noviembre de 2012

Entrevista con Marcel Proust.



- Querido maestro es para mí un honor que me permita hacerle esta entrevista
- Por mi parte estoy encantado.
- Me preguntaba recientemente releyendo su magna obra si es casual llegar a ser alguien como usted o si requiere un gran esfuerzo.
- Nada que valga la pena requiere esfuerzo alguno y yo soy buena prueba de ello, todo lo que he hecho en mi vida, y principalmente la escritura, ha sido por puro placer, sólo las cosas hechas por el placer de hacerlas valen la pena.
- Analizando el conjunto de su obra uno no puede sino quedar fascinado, en ella cabe un mundo entero, o mejor decir, el mundo entero, porque fuera de coyunturas concretas su obra refleja el universo del hombre tal y como éste lo contempla.
- Creo que es una opinión bastante acertada, pero yo aún diría más, creo que fuera de mi obra no hay sino vacío, muchos han sido los lectores que me han manifestado preferir el mundo recreado por mí a la realidad, es decir, preferirían, si esto fuera posible, claro, salir del mundo real y vivir exclusivamente dentro de mi obra.
- Bueno, creo que muchos tenemos esos deseos que usted dice, nos gustaría ser un personaje proustiano.
- Y he de decir que todos lo son, pues todos tienen reflejo de una u otra manera, en mayor o menor medida dentro de mi obra, usted mismo parece salido de A la recherche, sin dudarlo, no hay más que mirarle...
- Y si me permite preguntarle, y perdone la indiscreción y el personalismo que esto supone, ¿qué personaje podría ser yo dentro de su obra?
- Pues está claro, Carlos Swann, ¿o no?
- Sí, la verdad es que opino como usted, en cuanto contemplé al personaje en las descripciones que usted hace me sentí inmediatamente identificado con él.
- Por supuesto, yo no me equivoco nunca, créame, puedo dudar sobre la naturaleza de algo, pero una vez que me decido a poner una etiqueta ésta es inamovible.
- Cambiando de tema, querido maestro, ¿qué opina de la literatura actual?
- Pues que salvo raras excepciones que se cuentan con los dedos de una mano y aún sobran dedos, es una basura, puro consumismo, publicidad, lecturas fáciles, argumentos torpes, nulo estilo...
- Parece como si estuviera hablando de los antiguos feulletines.
- Pues ni a eso llegan mi querido amigo, ni a eso llegan, los escritores se han propuesto sólo vender cuantos más libros mejor, y si es posible que hagan una película de su obra, eso es triunfar literariamente hablando hoy en día.
- Aún recuerdo alguna que otra versión, o intento de versión, de las que se ha hecho de En busca del tiempo perdido, ¿ha tenido ocasión de ver alguna?
Alguna vi, y, pese a los esfuerzos que hacían por acercarse a mi obra, eran deplorables, resultaban patéticamente ridículas, si me permite la inmodestia le diré que la buena literatura es inadaptable al cine por definición, son lenguajes diversos que al pretender trasponer sus barreras, sus límites, lo único que se consigue es desvirtuarlos.
- Me ha encantado esto que acaba de decir, estoy totalmente de acuerdo, deberíamos entonces concluir que el cine literario es un fracaso.
- No diría tanto si entendemos el concepto "cine literario" en sentido amplio, es decir, el realizado por una mente curtida literariamente, y con referencias literarias subyacentes, pero sí es un fracaso el que tiene por objeto llevar a la pantalla una obra literaria concreta.
- Igual que hacer una novela de una película...
- Igual, es inviable, o, bueno, es viable, claro, pero el resultado no deja por ello de ser deleznable, y es que hoy en día todo es viable, ése es el verdadero problema, la tecnificación que pensamos todo lo hace posible cuando en la simplicidad y en lo rudimentario está la clave, ¿es necesario pasar a imágenes algo que es mejor si es leído?, le pregunto, es más, le hago una segunda pregunta, ¿algo que al ponerlo en imágenes deja de tener relación con lo escrito, con su origen, vale realmente la pena?
- ¿Todo esto qué quiere decir exactamente?
- Pues que es el pensamiento el refugio último de hombre, su grandeza, lo que le hace único, inmortal, lo que le convierte en un dios. La técnica le convierte en un animal de rutinas en las cuales pierde la capacidad de pensar.
- ¿Y en qué consiste esa capacidad?
- Pues muy simple, en la capacidad de elegir y de guiar nuestra conducta a través de esas elecciones.
- ¿Cree que el hombre moderno, el hombre actual, no es ya capaz de elegir?
- No es capaz de elegir, así es, eligen por él, ¿quién?, pues los que crean esa técnica para dominarle, ése es el engaño.
- ¿Y qué solución ve a esto?
- Poco a poco creo que el nuevo hombre irá tomando conciencia de su grandeza, que no es otra sino la grandeza de su pensamiento, que es el motor de las grandes transformaciones, y eso desembocará en una vuelta al humanismo y en un mundo mejor.

(continuará)

el paseante

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