jueves, 27 de diciembre de 2018

Mis veraneos en Ibiza (9). MI YO PROFUNDO.



En ocasiones soñaba que alguien me llamaba en sueños pero yo no me identificaba con mi nombre, sentía que yo no era ese Jose a quién llamaban porque en realidad nadie me conocía y aquel "Jose" no era yo, no existía, porque yo era otro, alguien a quién sólo conocía yo en realidad y sólo en sueños, porque al despertar volvía a ser ese tal Jose también para mí y no sólo para los demás, volvía a ser alguien inexistente.

Ibiza me hacía conectar con mi yo profundo, mi yo esencial cuando estaba en un estado de inconsciencia, soñando o con la mente en blanco, en estado contemplativo, Ibiza tenía esa virtud en mí, la de mi redescubrimiento en profundidad..., se diría que estaba como hipnotizado o narcotizado, en trance.

Qué queda de Ibiza en mí hoy? El otro día me lo preguntaba frente al espejo, me miré y pensé que aquellos 10 veranos de Ibiza son una parte sustancial de mí, muy importante, que me conforma y me da señas de identidad no nuevas en mí sino recuperadas, lo que cala en nuestra vida y permanece es porque remueve aspectos sustanciales que nos conforman y son esenciales pero que en ocasiones permanecen dormidos, gracias al contacto con personas, lugares, situaciones, sociedades, despiertan en nosotros a nosotros mismos, a nuestra esencia, y así nos recuperamos o logramos ser los que en verdad somos, Ibiza fue eso para mí sin dudarlo, por ese motivo pervive en mí porque era una parte de mí incluso antes pero sin yo saberlo, la isla hizo despertar algo en mí que había quedado dormido en un mundo de exigencias, obligaciones, supervivencia, superación, el frío mundo de Madrid, donde había que batirse diariamente por abrirse camino, pero aquel hedonismo, aquella simplicidad, aquel contacto con la naturaleza en estado puro, el sol, el mar, el cielo, el aire, los pinares, las calas, todo eso hizo que todo cambiara para mí y me redescubriera porque me había perdido, me reencontrara con la pureza, la bondad, la generosidad, la alegría y el optimismo, también con la salud, el buen apetito, el ejercicio físico y hasta los juegos de la infancia. Oh dolce far niente!
Oh sole mío!

El paseante


Mis veraneos en Ibiza (8). IBIZA TE ATRAE O TE RECHAZA.





Te atrae o te rechaza, eso es cierto, me lo dijo una vez alguien que vivía allí, la isla tenía que aceptarte o no, si lo hacía estabas perdido, no podrías sustraerte a su hechizo magnético, esa energía podía sentirse, era como un pacto entre tú y la isla que se cerraba como un contrato, eras consciente de ello enseguida, en cuanto se producía, era como una especie de adicción, de drogadicción, como fumarse un porro, flipabas en colores, pura psicodelia, los hippies y otras tribus ibizencas lo vivían tal cual y el modesto veraneante, pequeño burgués y nada aventurero lo captaba igual, ése era mi caso, yo iba allí todo repeinadito con mi raya a un lado de buen chico que nunca ha roto un plato, mi polo Lacoste, mis bermudas blancas impolutas muy planchadas, mi cinturón rojo y mis náuticos azules, también mis gafas de sol Armani, mi reloj con brújula como si fuera de expedición a la selva, un cuadro, un chico aplicado, según avanzaban las vacaciones el vestuario se iba simplificando, estaba en pelotas todo el día y nunca mejor dicho porque me pasaba el día en la playa nudista de sol a sol bajo mi sombrilla tamaño mini de lunares leyendo a Erik Fromm y su Arte de amar o El miedo a la libertad, entre otras lecturas igualmente apropiadas al entorno libertario y permisivo, algo transgresor e intelectualoide, alternativo digamos.

Los libros los compraba por la tarde en una estupenda librería en la Plaza de Vara de Rey, deliciosa selección de lecturas como a la medida de mis deseos y luego me iba al puerto a ver zarpar los grandes barcos de pasaje que melancólicos hacían sonar sus sirenas como despidiéndose de la tarde, de la isla, de la vida, una escena muy viscontiniana, teñida de esa luz violeta de la que se impregna el aire como una acuarela cuando la luz del sol desaparece definitivamente y todo se envuelve como en un papel de celofán tan frágil que se diría que los sonidos, los colores, el aire, la luz, todo se va a romper de lo delicado que es, como si la vida fuera también a romperse a base de pura melancolía, ensoñación, añoranzas y belleza.

El paseante

viernes, 21 de diciembre de 2018

Stradivarius. Poema.





Stradivarius

Otra vez venís
Ya estáis aquí de nuevo
Compases de mi alma
Éxtasis
Volvéis
Os siento
Pizzicato
Scherzo
Andante maestroso
Claro de luna
Beso de pantera
Leche de cabra
Volvéis
Largo ma non tanto
Ma non troppo
Me pierdo entre balbuceantes denuedos
Y asciendo
Me elevo
Me voy
No existo ya
Me desvanezco
Alma volátil
Humo
Que palpa sonidos en el aire
Ciego
Como en un cuadro de Chagall
Adiós
Soy?
Vuelvo?
No existo más?

José Ramón Carballo
21-diciembre-2018